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La literatura juvenil expone temas complicados en El día de ayer

Janeth Reyes

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El día de ayer es una novela juvenil escrita por la ecuatoriana Edna Iturralde y publicada en el año 2007. La obra narra la vida de Daniela, una adolescente de catorce años, que como consecuencia del abuso sexual del que fue víctima, contrajo sida.

A través de este argumento la novela toca temáticas como la fragmentación familiar; producto de la migración. La familia se refleja como escenario del abuso y la exclusión de la que son víctimas las personas que padecen sida.

Como muchos padres ecuatorianos, los de Daniela viajaron al extranjero en busca de un mejor porvenir, por tal razón la niña quedó a cargo de su abuela y sus tíos. Esta separación familiar, aunada al abuso sexual que perpetra el tío de Daniela, revela una familia que cuestiona la idea arraigada de “la familia como el lugar más seguro”.

Por otra parte, está la enfermedad de Daniela: una vez que se tiene conocimiento del sida, su cuerpo pasa a entenderse como foco de contagio debido a la desinformación y a los estereotipos alrededor de este padecimiento. Todo ello dio lugar al maltrato psicológico y la expulsión de su lugar de residencia. Por decisión de su abuela, Daniela termina en el centro de salud especializado en sida.

En este nuevo escenario, Daniela conoce al padre Bruno, el encargado del centro de salud. El trato cercano con los pacientes, así como su forma de fomentar la socialización dentro del centro, fortalecerán la confianza de la protagonista, quien aprendió a valorar su vida desde cualquier circunstancia.

Iturralde, E. (2007). El día de ayer. Quito Ecuador. Editorial Santilla S.A

Luna caliente o el discurso del desborde

Nathali Cumbicus

La obra de Mempo Giardinelli, Luna Caliente, es una novela negra con tintes psicológicos e inquietantes momentos de erotismo. La novela narra la aventura y el deseo criminal de Ramiro, un joven exitoso que regresa a su ciudad natal, el Chaco, después de haber culminado sus estudios en el extranjero.

El protagonista regresa con la intención de ejercer su profesión, sin embargo, eso cambia cuando conoce a Araceli, una niña de trece años, por la cual se siente atraído de una manera sobrenatural y a quien agrede sexualmente. En este sentido, la novela intenta explicar la violencia sexual, justificándola desde el deseo masculino y la representación hipersexualizada de Araceli.

La existencia de Ramiro se convierte en un ciclo que varía entre la violencia y los intentos de escapar. Tras asesinar al padre de Araceli y atentar, por tres ocasiones, contra la vida de la joven, Ramiro huye al Paraguay. Sin embargo, la presencia fantasmagórica y obstinada de una Araceli con la capacidad de controlar sus erecciones no le darán descanso. 

El ambiente está invadido de figuras siniestras, pasiones desbordadas del Chaco, el despotismo militar de los sesenta, las tinieblas y el ardor de la luna. Todo ello construye el entorno obsesivo y alucinante que se presenta en la novela y refuerzan de alguna manera el estereotipo de femme fatale.

Giardineli, M. (1992). Luna Caliente. Quito: El Conejo

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Sobre Memorias de Andrés Chiliquinga de Carlos Arcos Cabrera

Cristian Medina

Andrés Chiliquinga, personaje de Carlos Arcos Cabrera, es dirigen­te del movimiento indígena, y nos cuenta su experiencia durante un viaje a Nueva York, donde lo espera un grupo de jóvenes universitarios para relacionarlo con la literatura andina. Es en ese contexto de aula de clase, donde lee Huasipungo de Jorge Ica­za y se da cuenta que el personaje de esa historia tiene su mismo nombre y apellido.

Esta travesía conecta al personaje de Carlos Arcos Cabrera con sus antepasados, vemos cómo a cada avance que hace de la lectura, se va relacionando con el sufri­miento por el que atravesó el pueblo indígena y concluye que su vida ha estado desti­nada para encontrarse con Jorge Icaza y el personaje que lleva su nombre.

La lectura intertextual que se realiza hace que el prota­gonista entre en conflicto y critique a Jorge Icaza ya que no puede creer que un mes­tizo haya escrito la barbarie que sufrían sus antepasados; de la misma forma cuestiona la manera en que presenta al indígena en Huasipungo casi animalizándolo.

Al final de la historia, An­drés regresa a Ecuador, y re­flexiona sobre el Andrés de Huasipungo, ello lo incita a es­cribir las memorias de ambos.

El bosco la nave de los locos

Migración, exilio y experimentación

literaria en La nave de los locos de Cristina Peri Rosi

Stephanie Guaño

Cristina Peri Rossi, escritora uruguaya, presenta en La nave de los locos una novela que desestabiliza las categorías tradicionales con las que se define a la novela.  Para tal efecto, la autora intercala, en el texto, pies de página, pasajes bíblicos, un diario de a bordo, cartas, documentos periodísticos, el tiempo y el espacio, la descripción del “tapiz de la creación” (ubicado en la catedral de Gerona) y con esta descripción también alterna la voz narrativa,  en una intención de unir fragmentos que acentúan el discurso heterogéneo del texto. A todo ello se suma una gran cantidad de referencias intertextuales, que enriquecen la dimensión desestabilizadora del texto en cuanto son referencias mentirosas que juegan con los sonidos de las palabras, para cambiar nombres de autores, canciones, marcas comerciales y libros. En el capítulo XVII “De las cosas que le ocurrieron a Morris en Albion” se hace explícita la pregunta ¿son suficientes las categorías con las que caracterizamos y clasificamos los géneros literarios?  En ese capítulo, Morris, personaje excéntrico, presenta un libro en la editorial “Albion”. El trámite requiere que el personaje llene un formulario, sin embargo, las opciones que este presenta no consiguen describir la obra de Morris. Así, cuando el formulario pregunta por el sexo de la obra, las respuestas posibles son masculino o femenino, pero Morris considera que su libro es andrógino. Peri Rossi revela un cuestionamiento a la intención de fijar categorías para definir o quizás reducir lo heterogéneo. 

Equis, el nombre del protagonista, juega con el anonimato así como con los títulos de extranjero, extraño, o exiliado que le han otorgado gracias a su prolongado viaje en distintas ciudades. Este, sin embargo, surge de la ruina del letrero del cine “Rex”, donde tiempo atrás se exhibía una película en la que la actriz Julie Christie huía de “una máquina fálica”. El nombre que el protagonista elige surge del despojo del cine que presentaba una escena de violencia sexual-machista, y sobre esa ruina, Equis construirá una masculinidad distinta. A lo largo del relato es posible ver como el protagonista cuestiona una masculinidad violenta. Hacia el final del libro, por ejemplo, Equis mira con reprobación el maltrato que reciben las mujeres que deciden abortar en Londres, por parte del dueño de la agencia, el recepcionista y el chofer del bus que las transporta. El protagonista rechaza con su silencio “de plomo” los comentarios ofensivos del chofer del bus sobre las pasajeras, y con ellos rechaza también  una posible “camaradería”. Pero, es al final del texto que Equis tiene la respuesta, “¿Cuál es el mayor tributo, el homenaje que un hombre puede ofrecer a la mujer que ama?” pregunta un rey enamorado de su hija en el sueño de Equis, “su virilidad” responde el protagonista. Con esta respuesta, Equis rompe con una masculinidad hegemónica que violenta a la mujer.    

Una de las temáticas más presentes en la obra es el lugar del exilio. Peri Rossi crea personajes desplazados, excéntricos, migrantes, fuera de lugar, y los ubica de forma tal que pareciera que en cualquier lugar del mundo se puede encontrar a un exiliado. Si bien el relato gira en torno a Equis, es durante su viaje que se suman al protagonista los personajes exiliados. Entre ellos está Gordon, el hombre que viajó a la luna, añora con regresar y asume su exilio ensimismado, recordando los desiertos y los ombligos lunares. El siglo XX, época caracterizada por pretensiones modernizadoras, guerras y gobiernos totalitarios, es,  en palabras de Eduard Said, la época del refugiado, de las migraciones masivas, y de los desplazados. Es el medio el que lleva al individuo al exilio, tal como afirma Equis, no se nace extranjero, sino que se llega a serlo. Quien mejor que Vercingetórix para demostrarlo. Él fue desaparecido por cuatro hombres bien armados en un auto azul sin matrícula, procedimiento muy conocido en la ciudad. Tras las torturas en “la cementera”, que incluían trabajo forzado, escaza comida, el cemento cubriendo la totalidad de los cuerpos de los secuestrados y recitales de poesía escrita  por los militares al mando del lugar, Vercingetórix consigue salir vivo. Este sería el inicio de su exilio, pues sabe que permanecer en la ciudad es facilitar un nuevo secuestro.  Peri Rossi alude, con esta historia, a las dictaduras del Cono Sur.             

La novela aborda también el encuentro y el desencuentro. Equis se impone la tarea de tocar al resto del mundo, a aquellos que no son exiliados, pero como afirma el protagonista podrían llegar a serlo. Con ese objetivo, viajaba en vehículos llenos, leía libros que atrapaban la atención del resto de pasajeros y finalmente les recomendaba “las novelas de Salinger, los cuentos de Cortázar y las obras de Foucault”. Este “plan particular de alfabetización” provocó un encuentro simple y corto, pero importante.  Una anciana que viajaba a su lado en el autobús leía prolijamente el libro que Equis llevó para ese trayecto, de repente la mujer dice  “yo también fui anarquista” como quien le confía un secreto a un amigo. Sin embargo, hubieron también desencuentros, momentos en que la comunicación con el otro resulta imposible. Esto ocurrió entre Equis y una mujer que le recordaba a otra, una que había conocido en su infancia. Ella, apenas supo de la condición de extranjero de su interlocutor, cerró sus fronteras para evitar cualquier interés por el “otro” y tras tachar a Equis de loco, huyó. En ese juego de encuentros y desencuentros, la autora interpela al individuo inserto en el mundo moderno, pues son precisamente aquellos que la modernidad excluye quienes están abiertos “al otro”.  

Los grandes encuentros ocurren entre los personajes que no encajan: ancianos, niños, famosos olvidados, aquellos que como Morris y Percival saben que habitan un lugar hostil. El excentricismo de Morris lo mantiene separado de la Isla en la que ha decidido vivir, tanto así que es necesario un mapa para atravesar su patio. Tras la llegada de una carta “informándole que debía realizar un viaje, por motivos que concernían estrictamente a su interés” Morris decide ir al “Gran Ombligo”, que no es otra ciudad que Nueva York. A pesar del ritmo vertiginoso de la ciudad y el individualismo de los habitantes del ombligo, es en ese viaje qué Morris conoce a Percival. La inocencia del niño, su amor por los indefensos patos del parque, y su compromiso con la tarea impuesta hacen que el muchacho se corresponda con su nombre, Percival el caballero del santo grial. Ambos personajes se encuentran en el parque, y tras una conversación en la que Morris percibe la importancia que el niño le da al lenguaje, empieza la vigilancia de los patos y la lluvia. Ahora el adulto siente el deseo de proteger al niño, le da su abrigo, le pide que regrese a casa, se ofrece a acompañarlo, pero proteger a los patos del envenenamiento es más importante, y Percival se queda. Morris sella con suave beso en la boca del niño su compromiso de acompañarlo a cuidar de los patos, él también se queda.

La nave de los locos, es como se ha visto, una novela de carácter experimental que cuestiona la institución literaria, la situación del individuo en el mundo moderno, los gobiernos totalitarios y al orden patriarcal, a través de personajes exiliados en tanto no son funcionales al sistema. 

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