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microcuento

Instrucciones para ir a trabajar

Danny Orellana

La alarma es el mejor aliado cuando se trata de ahuyentar el sueño. En las madrugadas, el tedioso despertador lucha contra el tiempo como si el segundero estuviera obligado a dar el salto, el mismo salto que das desde la cama cuando vas a trabajar.

Engaña al tiempo y a las horas, pospón cinco minutos más para estar tendido en el lecho, luego abre solo un ojo y pospón cinco minutos más. Una vez de pie, ve sin prisas a la cocina, si tienes suerte tendrás un plato servido en la mesa, si no, olvida lo de posponer minutos y hazlo tú mismo, mientras lo haces, enciende la vieja radio, ecualiza los pasillos de Julio Jaramillo que siempre ponen en la madrugada y a degustar. No hay nada más placentero que sentarte a escuchar buena música mientras llenas las tripas en compañía de una taza de café hirviendo.

Arréglate, nadie da bola a los desaliñados, salvo si vas de peón, ahí no importa la vestimenta ni la apariencia, solo importa trabajar y ganarse la platita. Da el beso de despedida, cierra cuidadosamente la puerta principal sin despertar al perro y al gato, y ve en dirección al lugar que corresponda, recuerda, mete mano que las cosas no se hacen por sí solas.

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