Bernardita Maldonado: “Un poema es una carta a uno mismo”

Bernardita Maldonado nació en Loja en 1969, es autora de varios poemarios entre los que se destaca: Biografía de los pájaros (2007), Con todos los soles lejanos (2015). Asimismo, es autora del estudio introductorio y la compilación de la obra del poeta Héctor Manuel Carrión.
Al leer algunos de sus poemas es clara una apuesta por el lenguaje sencillo y la prosa poética, ¿a qué se debe esto?
Ahora que me preguntan este tema tan interesante, creo que la prosa permite más libertad a la hora de expresar, porque con el verso siempre hay que estar midiendo que tenga ritmo, aunque sea verso libre, siempre se considera que haya cierta musicalidad. Entonces, es como ir con dos caballos y hay que tratar en un poema que el ritmo vaya de acuerdo al tema del que se habla en el poema. Entonces, como soy media o bastante indisciplinada he encontrado siempre en la prosa este canal que facilita, que es como un molde abierto, no presiona, la prosa no es restrictiva, aunque sí tiene una concomitancia con la música.
Huyo de la grandilocuencia, me parece que este lenguaje pomposo, preciosista un poco, impide que el mensaje que yo quisiera comunicar a los lectores o comunicarme a mí mismo sea legible. Un poema es como la carta para uno mismo, por mucho que se diga “no, mi poesía es social”, siempre la poesía va a reflejar el yo, la actitud de quien escribe, entonces, buscando esta claridad, esta sencillez como si escribiera para mí misma en el lenguaje en el que he sido educada, el que hablamos en Loja. Les cuento que esto a la vez es muy exigente, porque trabajar con un lenguaje muy elaborado de alguna manera es como llevar una muleta, una prótesis que ayuda a sostener el poema, pero despojarlo de todo, dejar las palabras así sencillas, así como son y con esas palabras sin mucho adorno, construir un verso exige mucho, porque hay que hacer algo bueno y con un material muy sencillo. Es como intentar hacer un palacio con piedras de río.
La digitalización acelerada de este tiempo nos conduce a una transformación de las formas y mecanismos de distribución de contenidos artísticos, literarios y culturales ¿cuál es el lugar de la poesía en este tiempo?
Es una pregunta muy acorde con el tiempo que ustedes viven, yo creo que soy una migrante digital, o sea yo vengo del sistema analógico, de los ordenadores cuando eran grandototes, pesadotes. El Internet fue toda una revolución de verdad, esto implica progreso, por un lado, porque estamos muy informados en el campo literario de autores, de temas, de publicaciones, de talleres, de blogs literarios, que es una cantidad que no se alcanza a revisar, pero por otro lado hay un material en Loja que es una maravilla, son autores totalmente desconocidos, sin embargo, han marcado hitos, pero al no estar digitalizados están anónimos. Entonces, la digitalización ha traído por un lado un encubrimiento de figuras verdaderas y valiosas, mientras que se han abierto espacios a materiales que no tienen calidad.
Entonces, ese es el problema de la digitalización. Luego, hay que pensar en que la digitalización se ha prestado mucho para el ego, porque está la falsa percepción del número de seguidores o los me gusta como validación de la escritura. Entonces, la digitalización tiene estas dos cosas y considero que la vara de medir ha sido un poco injusta especialmente con literaturas periféricas como es la ecuatoriana.
Personalmente, créanme que me cuesta mucho porque vengo de una cultura oral, mi abuela era analfabeta, entonces la palabra oral tenía más valor porque no estaba escrita, éramos conscientes del valor que tenía la palabra hablada: yo dije esto, me hago cargo de lo que yo dije.
En el poema «en la ciudad del molino rojo» se percibe un tinte espiritual, ¿nos puede platicar a qué se debió esto?
Ahora sí voy hacer unas confesiones que no he hecho nunca, porque tengo una creencia espiritual no católica, ni judía; es una creencia metafísica por llamarla de alguna manera, creo en algo superior, invisible, no sé si es hombre, mujer, donde está. Tengo un apego por las cosmogonías de todos los pueblos, porque si pensamos en todo hecho literario, especialmente las grandes literaturas, vienen de la religión: La Ilíada, La Odisea, donde los dioses y los humanos luchan con los que son libros religiosos, la biblia que es la fuente de todas las lecturas y que congrega setenta y seis libros, es un texto religioso, pero también es literario, entonces, en alguna medida lo que es estrictamente literario y lo que es religioso se han cruzado, han estado fluyendo.
Tengo una predisposición a la fe, cuando he visto a la Churona he llorado de un fervor, no sé si me conmueve la creencia de la Virgen, o la creencia de la gente que tiene esa fe. He visto cosas de la religión árabe y de las reuniones judías. El mundo religioso y místico me ha cautivado. Pensando bien, el origen de las literaturas ha sido un misterio, de hecho, la palabra místico viene de un vocablo griego que significa “cerrar los ojos”. Entonces, la religión o esta espiritualidad viene de esa actitud “cerrar los ojos” para imaginar. Para mí esto es lo que sustenta las grandes literaturas.
Háblenos brevemente sobre las antologías en las que ha participado, y a su vez, coméntenos cómo ha cambiado su producción literaria en España.
Les cuento que he tenido mucha suerte porque vivo hace 25 años acá en España, en el 2002 hice un paréntesis para volver al Ecuador. Por suerte siempre daba con gente que me había abierto las puertas. La primera vez que publiqué en España fue en la revista Cuadernos Matemáticos gracias a una poeta muy reconocida que leyó mis textos. Realmente esto es cuestión del destino, puede haber muchos poemas buenos olvidados que no se han publicado, depende de los editores. Ahora, como ha cambiado mi producción literaria en España totalmente, porque me he dado cuenta que tenemos un imaginario, un folclore, unos recursos lingüísticos, unas tradiciones, unos autores, tenemos a unos narradores fabulosos igual que poetas, entonces, esta lejanía o esta estancia ha hecho que en mi poesía aparezcan las plantas de Ecuador, los animalitos de Ecuador ciertos modos de hablar que tenemos que nos hacen únicos. Entonces, he querido mantener esta singularidad; la distancia hace que se vea todo con otro enfoque, como tenemos autores, tenemos un escenario, tenemos una tradición literaria, no está estudiada lamentablemente.
¿Podría compartir alguna anécdota relacionada con la época en la que escribió «Biografía de pájaros»?
Les cuento que es un trabajito que se hizo de los poemas bastante juveniles en un taller de literatura que con mi compañero el doctor Yovanny Salazar. Me hizo mucha ilusión participar en un recital de poesía que hacía el municipio de Loja, habré tenido 19 años. Llevaba unos tacazos y era tanto el cansancio que metí el pie bajo el atril para descansar mientras leía, para no leer los poemas con una cara de tortura por los zapatos. Dejé ahí los zapatos mientras leía y cuando terminé no encontraba el zapato, no sabía que hacer, dije: gracias, y tuve que agacharme y sacar el zapato. Biografía de pájaros está impregnado por un amor a los gatos, los gatos siempre me han acompañado.
¿Qué momento considera usted que ha sido uno de los mejores que le ha sucedido a lo largo de su trayectoria literaria?
Honradamente, este momento tiene que ver con la investigación sobre Manuel Carrión, el hermano de Benjamín Carrión. Pensábamos que ya no existían los trabajos de él, pero al irme a Quito hablé con un cura que se apellidaba Piñas. Él me dijo: sí, ahí hay unas revistas y un álbum literario. Cuando me mostró donde estaban yo corrí desesperada. Fue un momento que si bien no tiene que ver conmigo o con lo que yo escribo, sí con un hallazgo que también me alimenta, me impulsa, esto nunca se pierde, es decir, algo que se hace con amor, no se sabe si mañana, pasado un año, doscientos, trescientos va ha aparecer, he querido dejar una huella aunque sea en una revista pequeñita pero con varios ejemplares.
Cuéntenos sobre sus proyectos futuros.
Actualmente, estoy haciendo una tesis doctoral que tiene que ver con la representación y las imágenes animales. Son dos autores; de Ecuador, Cesar Dávila y Luz Pichel autora gallega, hermosa. Luego tengo unos seis o siete libros que quiero terminar, o sea cerrarlos y enviarlos a edición. Se me antojó editar acá, no me muero por publicar, voy con paciencia porque yo creo que todo tiene su tiempo. Si quiero llevar mi obra y la de otros autores a Ecuador y pienso que para eso es necesario buscar los medios locales. Mi plan sentimental es volver a Lojita, trabajar en la nacional porque siento muchísimo cariño, mi familia todos han estudiado ahí, por suerte tengo mi mami, mis hermanos todos, pese a todo estamos vivos, disfrutar porque creo que en estas ciudades pequeñas se vive mejor, se conoce mejor. Acá todo es anónimo, frío, en Barcelona hay muchísimas culturas pero no hay esta cosa personal, esta calidez, entonces en mi cabeza siempre está este anhelo de volver a Loja.
Tártaro presenta
En el hueco de este sauce pequeño
Escondo lo que no tiene nombre
por eso
porque no tiene nombre
las otras cosas
caben en un pequeño atadijo
algunas son heredades de mi abuela tejedora:
la tapa, la tapadera, lanosecomosellama/ la vaina esa de la olla
cómo no van a responder cuando llamo con todas sus letras
a su cesta de totora
y a todos los azules y pitayas de su chal
y la palabra guango
que solo yo la reconozco
y que mostrada en fotografías
bien puede confundirse con el algodón de azúcar en un feria lejana
que se pega en los dedos y en memoria de un niño
cuya imagen
no se distingue entre realidad
o figura de un bordado. ..
ambas, como los sueños
se destiñen con la lluvia.